jueves, 27 de septiembre de 2012

ELLA


SHE
por Francisco José Francisco Carrera

Su boca
sabía a sangre.

Era oscura como el silencio que precede a la muerte,
tenebrosa como el arte putrefacto de la guerra.

Era dulce su mirada.

Había matado miles de hombres
porque su naturaleza divina
se había pervertido
en la carne humana que tanto gozaba.

Era mi vida, mi amada,
mi mundo entero,
mi perdición.

En su cuerpo navegué hacia mares de obsidiana,
prendí fuego a veleros, castillos y naciones,
me llevé sus tesoros para ofrecérselos a Ella.

Por la noche aprendía a salir del cuerpo,
era una maestra prodigiosa,
me enseñó a presenciar el origen de los tiempos,
volvía aterrado de estos viajes,
pero volvía asimismo iluminado.

Hoy, en mi exilio de hielo y de plata,
recuerdo con cierta locura
cuánto la quise cuando el Imperio
era Gloria, cuánto la quiero
ahora que Todo es Ceniza y Vanidad
y cuánto la volveré a querer
en cuanto encarne de nuevo
y la vuelva a recordar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario