miércoles, 21 de marzo de 2012

UNA VISIÓN DE ÁFRICA, ESA TIERRA QUE TANTO AMO


Las Cabezas de Cobre de Iffe
son de una belleza excepcional

Leyendo sobre la Nigeria antigua, sobre mitos y tradiciones africanas, me encontraba con el maravilloso caso de las “cabezas de bronce de Ife”, tras un estado de “ensoñación” la voz de mi alma, tan vieja como los ojos de tu silencio, herman@ mí@, me susurró estos versos.  Espero que os gusten. a mí, la verdad, me encantan.  Os quiero chic@s!!!!!!

CABEZAS DE COBRE DE IFE
Por Francisco José Francisco Carrera

Nigeria recordaba
su pasado

y en las estrellas
el vacío sonreía.

Todo era perfecto,
tan perfecto…

Pero yo no pude
o quizás no supe

hacerme uno
en la fragancia estimulante

que tu boca
perfumaba.

Los Yoruba
crearon

su réplica
del Universo

en Ife,
y en Ife

dejaron
su legado.

Tan ligero
como el viento

deposité tus labios
en el mar,

no lloré,
lo juro,

nunca he sido
capaz de llorar.

África,
mientras tanto,

me ofreció su
bello manto

y el cielo mismo
rindió

con gracia
el corazón.

Pero te sigo buscando,
amada mía,

en las sombras
silenciosas

de la noche
en esta tierra

iluminada
por el mar.

martes, 6 de marzo de 2012

EL PATIO DE RECREO

¿Recordáis aquellos ratos de recreo?

Hoy, entre mis apuntes de clases varias, power-points sobre historia de USA y lecturas diversas sobre el desarrollo de la Creatividad en el aula de Primaria, he sacado un ratillo por fin para acabar un poema que había  empezado a escribir al volver a la docencia presencial universitaria.  Una idea que surgió en una sesión de prácticas fue tomando forma por sí sola y una de esas noches de trabajo empecé a componer un poema sobre la niñez y los recreos, iba a ser un poema cortito pero, como suele pasar, la cosa fue creciendo y acabó, creo, esta mañana tomando esta forma.
Espero que os guste a tod@s.
Besazos enormes desde los ojos de la MEDUSA.

EL PATIO DE RECREO
por Francisco José Francisco Carrera

para todos aquellos que fueron niños y no lo olvidan
y, en especial, para todos aquellos que quieren dedicar sus vidas
a iluminar la niñez de otros

La vida es un eterno
patio de recreo:

todos juntos
gritamos,
saltamos,
jugamos como locos
sin dejar de disfrutar,
pero también nos caemos,
nos rompemos la ropa,
nos ensuciamos las manos
y hasta  nos hacemos daño,
a veces lloramos,
a veces amamos
con el corazón
para fuera,
sangrando
de pura ansiedad
por el otro
sin llegar a entender
la broma oculta
y silenciosa
del amor.

A veces volvemos
a clase con la cara
llena de tierra,
de sol y de esperanza,
otras con barro
en la camisa
y hasta en el alma.

La vida es un eterno
patio de recreo
donde ganamos y perdemos
por igual,
y durante este hermoso juego
que es la vida
nos olvidamos por un segundo
del otro mundo,
el que dicen de verdad
los hombres grises
que han creado el velo
y la amenaza de la Nada.
Esos otros que levantaron
ante nuestros bellos ojos
la sombra y la ilusión
del miedo y la tristeza.

Pero el mundo,
créeme,
es un eterno patio de recreo,
una fiesta sin final,
y hoy, cariño mío,
voy a ir a tu casa
con mis mejores galas
y te voy a sacar a bailar
hasta las tantas,
hasta que la luna
nos devuelva la media
hora de recreo
que, para nosotros,
era pura, inmensa y frágil
eternidad.

Treinta minutos me valen,
hermano mío,
treinta minutos son suficientes
para volverme todo yo
del revés
y así,
con todo para fuera,
saltar y gritar y reír
como lo hacíamos de niños,
sentirme un dios minúsculo
tan humano como divino
que quiere crear creyendo,
que quiere creer creando
y que sabe que nada importa
mucho cuando aprendemos
que jugamos y jugando
aprendemos en qué consiste
amar,
pero amar, eso sí,
de verdad.