sábado, 22 de febrero de 2014

¿Walt Whitman, eres tú?



Inicio hoy una serie de colaboraciones poéticas en la Medusa.

Acaso es un día importante porque hoy Fran suelta su máscara de Medusa para siempre.

De T. S. Eliot y mis estudios de crítica literaria aprendí la utilidad del "correlato objetivo" al escribir poesía y a su manera Medusa fue un macro-correlato objetivo en mi vida y en mi obra desde que hace 5 años mi estabilidad laborar se rompiera tras muchos años de docencia y me llevara a replantearme mi vida por completo. Lo que fue naciendo ha ido iluminando mis pasos para alegría de mi corazón. Nueva gente, muchos poemas, nuevos (y viejos) proyectos, c'est la vie, al fin y al cabo.

La medusa no es mía y pasa a ser de todos. Si alguien quiere escribir aquí sus poemas, yo le daré las gracias y prometo invitar a un café por poema a cada uno de vosotros que se anime :)

Y empiezo con un poema de mi hermana del alma y ser poético por naturaleza Ángeles Marco, una de esas personas maravillosa que se han ido apareciendo en mi vida desde que el universo tuvo a bien pegarme un buen empujón para que me cayera de una "situación laboral" que parecía segura y fija y estable... Me quitaron la seguridad y me dieron la luz, la locura de estar vivo y la más pura creatividad. Claro está que Raquel, luz y agua ahora, antes y siempre, se convirtió en faro y eso matuvo cierto grado de estabilidad que hizo que yo mismo no desapareciera perdido en algún ashram de la India.

Pero a lo que iba, disfrutad, chic@s, de esta prodigiosa escritora, todo lo que toca lo convierte en precioso cristal, como su  blog: BUSCANDO EL ZAPATO DE CRISTAL (pincha aquí para visitarlo).

Un beso para tod@s!!!!!!!!!!!!!!

¿Walt Whitman, eres tú?

por Marto

El joven  y la muchacha ruborizada se separan al subir la frondosa colina,
los observo desde la cumbre sin que me vean.

Entre las hojas de los olivos
escondido puedo sentir,
como mi corazón,
late roto contra mi pecho,
y las gotas de sangre,
suben  en procesión,
dolientes por mi garganta.

Cobijado bajo este árbol viejo,
con gran sorpresa pude ver,
como una mañana de Mayo,
dos jóvenes e ingenuos novios,
subían de la mano,
en silencio por la colina,
para esconderse a leer juntos,
un libro de poesía.

Uno hecho con palabras,
de esas que enredan el alma.
de las que despiertan esperanzas,
de esas palabras que te levantan.

Y seguí mirándolos con temor un rato más,
convencido de que,
cuando bajaran de la colina,
después de este cálido encuentro,
abrirán perdido,
toda su ingenuidad.

Porque desde el momento,
que curiosos abrieron,
sus páginas amarillas,
quedaron hechizados,

por la poesía.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

NO ESPERAR NADA DE LA VIDA

por Francisco J. Francisco Carrera

No esperar nada de la vida
para que así la vida entera
se te ofrezca,

abrir los ojos cada mañana
y sentir que el mundo
amanece sólo para ti

eternamente por un segundo

y descubrir hoy el olor del café
aunque hayas tomado tantas
tazas que no recuerdas

cuándo bebiste la primera.

Y sonreír en silencio
y no esperar ya nada
de la vida
que la vida
al fin
no tenga a bien
ofrecerte.


domingo, 6 de octubre de 2013

AKASHA SOMBRÍA

F. von Stuck, Die Sünde, 1983
Hay un número de poemas que se me escriben de una manera muy muy rara y que me superan, no sé ni cómo escribirlos ni cómo no escribirlos: me cogen, me zarandean y pasan de mí y a través de mi, se escriben y ahí se quedan. Luego algún amigo que lo lee, me pregunta, ¿tú que te habías metido pa escribir esto? Y yo, que no me meto nada, simplemente sonrío, luego me piden que se los explique, y nada, no tengo mucho que decir. Suelen nacer de una imagen, de una canción, de un sueño... No me suelen llevar mucho tiempo y cuando los leo al pasar el tiempo no recuerdo nada de ellos y los podría haber escrito cualquier otra persona. Hoy, antes de empezar a trabajar en mis cosas más docentes, me ha pasado con este, que se me ha escrito él solito. 

AKASHA SOMBRÍA
por Francisco J. Francisco

Destronado en su presencia
los labios mostraban
los rastros absurdos
de la vida derramada.
Junto a su sangre
cerraban los ojos
los viejos perros
silenciosos del dolor
y la plata suspiraba
con cierto sabor
a luna y esperanza.

Con un gesto
señaló el fuego,
con su otra mano
recogió el puñal.
Levantamos los ojos
y, casi desnudos
y aterrados,
no pudimos evitar
llorar al ver
la extrema crueldad
de su hermosura.

domingo, 29 de septiembre de 2013

LAS TRISTEZAS DEL AMOR

Lady Godiva de John Collier
Por Francisco J. Francisco Carrera

Eran sus ojos
un dulce entramado
de locura.

Sus labios
salvajes
rasgaban
el cielo.

Era ella
la oscura,
la secreta
pócima
en la redoma
del deseo
y la tristeza.

Era también
la belleza
encarnada
y la preciosa
tempestad
que estalla
en la mañana.

Y yo,
loco de amor y agonía,
eternamente oscurecido
ante su cuerpo,
yo la miraba,
rezaba a las piedras
y a los bosques
y a los ríos y las fuentes,
sabiendo que nada,
nada ni nadie en el mundo,
había ahora
que la había visto,
que me pudiera enamorar
y que mi vida sin ella
sería un destierro
y un olvido
y un terrible vagar
por las tierras de los hombres
que no podría soportar.

miércoles, 1 de mayo de 2013

HIEROS GAMOS

por Francisco José Francisco Carrera


De la dulzura de su labios
nacieron universos,
estrellas
y poemas
hoy olvidados.

Recuerdo cuán tenue era la luz
del templo,
cómo su suave piel
rozaba mi cuerpo
y yo sentía el silencio
recorrer mis venas
en la certeza de que
nunca más tendría
sentido amar
por amar.

El zigurat era un mundo
inexplorado
y el olor a incienso
impregnó mi corazón
ya para siempre.

Hicimos el amor
sobre una cama
con forma de luna,
eso al menos
lo recuerdo,
hicimos el amor
oyendo cómo
fuera nos hablaba
el mar,
cada ola, una palabra,
cada rayo de sombra,
una tempestad.

Espero aquí a que
el sueño teja nuevas
historias,
espero por fin
la llegada de un velero
oscuro y sin nombre
y ya nunca más
despertar.

jueves, 18 de abril de 2013

CON UN POEMA DE BORGES EN LA CABEZA Y A MI AMIGO JUAN EN EL CORAZÓN

Zigurat de Ur


Por Francisco José Francisco Carrera
Porque sé que somos luz y también sombra,
porque llegamos a ser reales cuando aceptamos lo irreal,
porque viniste y yo no estaba,
porque no estuve hasta tu llegada,
porque a veces acertamos con nuestros errores clamorosos
y otras erramos el paso aunque digan que dimos en el clavo,
porque el conocimiento existe en el vacío primigenio
que da lugar a las formas y las ampara,
porque el café a veces sabe a cielo y el cielo a melocotón,
porque los ángeles caídos abrieron las alas y su batir
nos hizo vibrar de emoción,
porque soñamos con la vida y vivimos desde entonces este sueño,
porque lo deseado, lo alcanzado y lo perdido son aristas imposibles
de un imposible y frágil corazón,
porque las imágenes que nos configuran las crearon los griegos y los persas
aburridos de la perfección inútil de sus Dioses,
porque en el eterno Zigurat de la noche supimos del néctar del amor
y lo perdimos para alegrarnos cada vida al volvérnoslo a encontrar,
porque en los ritos descubrimos que las formas son sagradas
y en la luminosa esencia primordial batimos alas enormes
para crear esta hermosa realidad.

Porque así lo entiendo hoy,
porque así no lo habré de entender mañana,
brindo con el vino dulce de tus ojos,
hermano mío,
brindo y me voy a galeras contigo
si hace falta
y si el destino así lo exige
contigo cruzaré el desierto de la vida
en su cruel y romo batallar.
He dicho.

viernes, 5 de abril de 2013

PARA CUANDO NECESITES DERRUMBARTE

Por Francisco José Francisco Carrera
“Come, I’ll make you some tea”.
“No, no tea, nothing, I just need to crash”.
(J. M. Coetzee, Disgrace)

Deja el sabor a polvo
en el armario oscuro
en que te has encadenado.

Detrás de ti sólo el sueño
palpita, el deseo se encarece
y sientes sangrar viejas heridas.

Pero mira, todo florece tras la ventana
mientras tu corazón recita
poemas que aprendiste siendo niño.

Para cuando necesites derrumbarte,
colega,
estaré aquí

y cuando quieras volver a tu vida
estaré dispuesto a seguirte
aunque deje atrás la mía.