domingo, 6 de octubre de 2013

AKASHA SOMBRÍA

F. von Stuck, Die Sünde, 1983
Hay un número de poemas que se me escriben de una manera muy muy rara y que me superan, no sé ni cómo escribirlos ni cómo no escribirlos: me cogen, me zarandean y pasan de mí y a través de mi, se escriben y ahí se quedan. Luego algún amigo que lo lee, me pregunta, ¿tú que te habías metido pa escribir esto? Y yo, que no me meto nada, simplemente sonrío, luego me piden que se los explique, y nada, no tengo mucho que decir. Suelen nacer de una imagen, de una canción, de un sueño... No me suelen llevar mucho tiempo y cuando los leo al pasar el tiempo no recuerdo nada de ellos y los podría haber escrito cualquier otra persona. Hoy, antes de empezar a trabajar en mis cosas más docentes, me ha pasado con este, que se me ha escrito él solito. 

AKASHA SOMBRÍA
por Francisco J. Francisco

Destronado en su presencia
los labios mostraban
los rastros absurdos
de la vida derramada.
Junto a su sangre
cerraban los ojos
los viejos perros
silenciosos del dolor
y la plata suspiraba
con cierto sabor
a luna y esperanza.

Con un gesto
señaló el fuego,
con su otra mano
recogió el puñal.
Levantamos los ojos
y, casi desnudos
y aterrados,
no pudimos evitar
llorar al ver
la extrema crueldad
de su hermosura.

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