LOS AMANTES
por Francisco J. Francisco
saciado
quedaba, saciado y tan pleno de hermosura, que nada más deseaba.
Eras
mi amante eterna. Precioso diamante
tallado en la mañana.
Tus
labios de plata rezumaban ambrosía y fuego líquido.
En
ti moría y volvía a renacer sin pausa y como por arte de magia.
Y
cuando llegaron, el universo tembló ante la negra violencia
de
las espadas y las lanzas.
Las llamas devoraron los recuerdos, silenciosas,
y
nuestras voces tornáronse ceniza para siempre, mas no así nuestro amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario