Por Francisco José Francisco Carrera
Incluido en el ciclo La Creación del Universo de la Medusa
Y viendo la mujer
que la forma
del hombre
había cambiado,
quiso besarle
las entrañas
y probar de nuevo
la sangre que da vida.
Y mirando a los ojos
del hombre que no era hombre
vio su nueva forma reflejada,
ahora ella el viento,
era la primera madrugada.
Ambos sin cuerpo ya
se fundieron en una sola esencia
y supieron
que el viaje acaba de empezar.
Quedaba un mundo entero
por recorrer,
miles de vidas
por celebrar,
con aquellos nuevos sexos
que les florecían en el corazón
supieron que tras las montañas
infinita del alma
tendrían su nuevo cuerpo,
un cuerpo para cada uno
pero que sería de los dos.
Y así, volando al ser viento
se amaron cada segundo
sin saber quién era él,
quién acaso ella,
sólo el amor quedaba,
sólo la risa
y sólo la paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario