martes, 22 de junio de 2010

UNO A VECES SE PREGUNTA Y EXPLICACIÓN

A modo de explicación:

A saber, uno un día se levanta y tiene la suerte de encontrarse con que un amigo le ha puesto en el camino una señal para que le eche un ojo a la realidad. Lo cierto es que cuando esto me pasa, suelo escribir algún poema, poema que siempre siento que es tan parte de mí como del amigo que me señaló hacia “ahí”. Por ello, siempre acabo dedicando ese pedacito de “interpretación del alma de la realidad” a quien ha tenido la bondad regalarme esa visión. Hace poco así lo hizo mi amiga Marta María Torreblanca, y hoy me apetece compartir con todos lo que ha salido de ello.

Marta me señaló hacia aquí: http://www.youtube.com/watch?v=0cCLPmcVstc&feature=player_embedded


Y yo miré y puse la mirada de la Medusa a trabajar, y la Medusa miró, y vio, y me regaló esta canción. Espero que os guste. Un beso enorme para todos.



UNO A VECES
SE PREGUNTA
Por Francisco José Francisco Carrera

Para Marta María Torreblanca, que me ofreció en video, poema y canción un trocito de realidad

Uno a veces se pregunta qué es lo que hace que la vida tenga sentido,
qué cosas son las que nos hacen seguir adelante,
a pesar de que nos hayan roto el corazón una y mil veces,
a pesar de la crisis y los políticos y los telediarios,
qué es lo que nos anima después de saber que hoy, mañana o pasado mañana
los niños de la guerra empuñan fusiles más grandes que todos sus sueños juntos,
a pesar de que tus padres juzguen tus locuras infantiles ahora que tienes treinta años
y tú sigues bailando con la luna las noches claras de verano en cualquier calle,
en cualquier esquina,
que sigues besando sapos y escribiendo poemas de amor y acariciando la corteza rugosa
de los árboles como cuando tenías 15 años,
a pesar de que a tu jefe no le importe que tu divorcio te haya destrozado el corazón
y que ir al trabajo, cada día, se haya convertido en un rutina tan triste que apenas puedes
soportar mirarte al espejo al levantarte.

Uno se pregunta a veces qué es lo que hace que la vida valga la pena vivirla,
qué cosas son las que nos hacen seguir sonriendo,
a pesar de que nos hayan quitados las ilusiones tantas y tantas veces,
a pesar del hambre y la extrema pobreza, la del cuerpo y la del alma,
a pesar de que el hombre que pide limosna lleva el infierno en la mirada,
a pesar de que hoy has visto en la tele a una niña asustada en Camboya o Palestina
y tú mismo te has reconocido en ella,
qué es lo que nos saca de toda esta mierda, de toda esta oscura basura,
la prostitución infantil, la tortura, la miseria del que llora,
a pesar de que haya gente por ahí que te insulte y se ría a tus espaldas,
a pesar de ese estúpido burócrata que hoy te ha hecho odiarte a ti mismo
y que te ha recodado, día tras día, qué poco le importas a nadie, que estamos solos,
nada más.

Y de la nada, entonces, cuándo más te duele el mundo, el cuerpo, el alma…,
de la nada aparece ella,
así,
como por arte de magia,
y sonríe,
y te dice
“venga, vamos a tomar una caña”,
y tú,
sin entender qué ha visto en ti
o qué no ha visto,
da lo mismo,

sonríes por dentro,
y mientras te enfundas unos vaqueros
y una camisa vieja y arrugada
te das cuenta de que sólo
por ese segundo,
por esa sonrisa,
por esa cerveza,
todo merecer la pena,
todo tiene sentido,
para qué tener dinero, coches y casas,
para qué ser admirado, acaso temido,
dame tan sólo un segundo
con ella
y la vida eterna
y el mismo reino de los cielos
serán verdad en la tierra.

Y ella,
con su maquillaje descuidado,
con esa camiseta que dice
“No tocar: Recién pintada”
y que me pone de los nervios
y a ella le da la risa,
ella sigue ahí,
y esta tarde,
al menos,
me va a seguir queriendo,
y eso es tan milagroso
como el volver de entre los muertos
del bello Cristo redentor.

Y es que luego en la terraza del bar
todo lo veo claro,
veo claro que todo, todo esto
y lo de más allá,
absolutamente todo,
merece la pena,
TODO,
y merece la pena
porque vivir es amar,
amar aunque no te amen,
no importa que ella me quiera,
eso ya me da igual,
no importa siquiera que la quiera,
qué más da,
el amor está en cada momento
que nosotros dejamos entrar,
no el amor de los libros o las revistas,
no el amor de los cuentos y las leyendas,
el verdadero amor,
el que de verdad conocemos,
el que nos roba el aliento
y nos duele porque nos hace ser conscientes
de que al morir, también nacemos.

Uno a veces se pregunta qué es lo que hace que la vida tenga sentido,
y ahí están esas pestañas que crean el mundo con cada abrir y cerrar de ojos,
ahí están esas caderas que cifran todos los idiomas olvidados con cada paso,
ahí esos labios que se llevan el dolor y la amargura cuando besan,
ahí la magia infinita de su cintura, el contorno precioso de su figura.

Uno a veces se pregunta qué es lo que hace girar el mundo cada día,
pero no importa tener una respuesta clara a cuestión tan oscura,
no importa,
para qué,
lo que importa es seguir el rastro infinito de la hermosura,
aceptar la tristeza cuando llega,
y seguir abierto a la bondad,
a la verdadera luz que siempre espera encontrar
un huequito en nuestros vientres
para fecundarnos dulcemente con la semilla
de la felicidad,
la verdadera felicidad
de dejar de ser nosotros
y ser por fin ola infinita
devorada por el mar.

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