jueves, 29 de abril de 2010

MARÍA MAGDALENA RECUERDA

Por Francisco José Francisco Carrera
Incluido en el Libro III Los ojos de María Magdalena.

María
besa a Jesús
mientras duerme.

Le mira,
contempla su cuerpo,
escruta las líneas de su rostro.

Se acerca a la ventana y observa
el amanecer en Nazaret.

Recuerda el encuentro.

La fragancia de los huertos en flor
sigue tan viva en su memoria…

Todo el silencio del mundo
se destiló
en el primer abrazo,
en la saliva compartida
del primer beso,
en el deseo naciente
de su sexo,
en su corazón
que despertaba a la vida.

Y todo Él era celebración
de Luz,
toda Ella era la caricia
del Agua.

Y juntos
olvidaron
quiénes era
o habrían de
ser.

Amantes eternos en la noche,
todo parentesco presente
y toda familia obviada
al dejar de ser humanos
para convertirse en la Nada.

Y juntos
aprendieron
a ser el Uno
que da la vida
a los
Muchos.

Palestina
nunca fue
Palestina
desde entonces.





No hubo fronteras,
ni idiomas,
ni siquiera hubo
ya identidad.


Allí
era allí,
donde quisiera
llevarles el viento
del Amor,
donde quisiera
llevarles el abrazo
de Dios.


Y toda la sangre vertida desde el principio de los tiempos
empezaba a secarse,
la herida del mundo,
lo sabían ambos,
habría de sanar,
no ahora,
quizá no en miles de siglos,
pero estaban seguros
de que el AMOR
sería el nuevo credo,
la única y sincera Religión.

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